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La cerámica de Talavera

Marcos Olmedilla Sanz, Miembro del Foro de Lectura y Pensamiento (LECTIO) del Centro de Estudios Gregorio Marañón/UCM

En plena campaña electoral del año 2015, el por entonces presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy, pronunció un mitin en Talavera de la Reina (Toledo) con el objetivo de ganar la confianza del pueblo y así proclamarse presidente de España por segunda vez. El discurso, en virtud del cual hizo las delicias de los asistentes, pasó a la historia por la relevancia política y retórica del mismo. No obstante, en este artículo nos haremos eco de un chascarrillo que se dinamitó en forma de meme por todo el panorama nacional. Cito al Sr. Rajoy: “La cerámica de Talavera no es cosa menor, dicho de otra manera, es cosa mayor.”
La comedia desplegó toda su maquinaria ante esta aparente perogrullada que el máximo mandatario había pronunciado y así caricaturizar al mal gobierno. Una oración ridícula, entendiendo el adjetivo ridículo como aquel que referencia actitudes o acciones que, saliéndose de lo normal, resultan inofensivas. Pero nada más lejos de la realidad. Esta inofensiva oración esconde una de las piedras angulares que caracterizan a las ideologías postmodernas, a saber, la dicotomía campante y rampante a la que se somete toda postura que trate de temas polémicos. Desarrollemos la cuestión.
La oración coordinada de Rajoy podría traducirse matemáticamente en una ecuación de segundo grado, es decir, posee dos soluciones: 𝑥 = 𝛼 ó 𝑥 = 𝛽 por lo que si 𝑥 ≠ 𝛼 → 𝑥 = 𝛽, y he aquí la perogrullada. La sátira dio por redundante esta ecuación, y ciertamente desde el enfoque matemático puede ser así, pero no desde el retórico. La lente mediática desvirtuó una máxima que no debería haber sido caricaturizada sino condenada; el estadio material en el que Rajoy valoraba la cerámica no era de segundo grado, es decir, no poseía dos soluciones, sino que consistía en una evaluación subjetiva de categorías materiales M2 y M3 (atendiendo al Cierre categorial de Gustavo Bueno) en las cuales, ninguna cuestión tiene dicotomía, pues estas categorías materiales no son cuantificables, es decir, la psicología no es una materia que posea valores cerrados, pues Mengano no tiene 23 de psicología y Pepito 18.

Ahora bien, la dicotomía expuesta por Rajoy se pasó por alto debido a que ya se encontraba legitimada, validada y asumida en la postmodernidad. Si realizáramos un ejercicio en el que sustituyéramos el sustantivo de la oración de Rajoy por Fulano, y el atributo por cualquier concepto dicotómico que tenga su realidad material en M2 o M3 (derecha-izquierda; machista-feminista; amigo-enemigo) también encajaría. Veamos cómo:
El sr. Fulano no es de derechas, dicho de otra manera, es de izquierdas.
El sr. Fulano no es machista, dicho de otra manera, es feminista.
Que se quedara sin analizar este hecho tan perturbador fue posible debido a la radicalidad con la que nos enfrentamos a las cuestiones que tienen un calado más inteligible, y así, con esta fórmula, simplificamos los conceptos con los que crear juicios, reduciendo un campo que requiere una interpretación categorial a una ecuación de segundo grado. Es inquietante como la comunidad ha aprehendido este modelo de enjuiciamiento, rápido e inquisitorial, constituyente de una nueva censura en virtud de la cual, Anakin Skywalker convertido en Lord Sith –malo malísimo- podría ser máximo exponente de estas ideologías postmodernas en las cuales: “Si no estás conmigo, eres mi enemigo.”

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La cerámica de Talavera

Marcos Olmedilla Sanz, Miembro del Foro de Lectura y Pensamiento (LECTIO) del Centro de Estudios Gregorio Marañón/UCM

En plena campaña electoral del año 2015, el por entonces presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy, pronunció un mitin en Talavera de la Reina (Toledo) con el objetivo de ganar la confianza del pueblo y así proclamarse presidente de España por segunda vez. El discurso, en virtud del cual hizo las delicias de los asistentes, pasó a la historia por la relevancia política y retórica del mismo. No obstante, en este artículo nos haremos eco de un chascarrillo que se dinamitó en forma de meme por todo el panorama nacional. Cito al Sr. Rajoy: “La cerámica de Talavera no es cosa menor, dicho de otra manera, es cosa mayor.”
La comedia desplegó toda su maquinaria ante esta aparente perogrullada que el máximo mandatario había pronunciado y así caricaturizar al mal gobierno. Una oración ridícula, entendiendo el adjetivo ridículo como aquel que referencia actitudes o acciones que, saliéndose de lo normal, resultan inofensivas. Pero nada más lejos de la realidad. Esta inofensiva oración esconde una de las piedras angulares que caracterizan a las ideologías postmodernas, a saber, la dicotomía campante y rampante a la que se somete toda postura que trate de temas polémicos. Desarrollemos la cuestión.
La oración coordinada de Rajoy podría traducirse matemáticamente en una ecuación de segundo grado, es decir, posee dos soluciones: 𝑥 = 𝛼 ó 𝑥 = 𝛽 por lo que si 𝑥 ≠ 𝛼 → 𝑥 = 𝛽, y he aquí la perogrullada. La sátira dio por redundante esta ecuación, y ciertamente desde el enfoque matemático puede ser así, pero no desde el retórico. La lente mediática desvirtuó una máxima que no debería haber sido caricaturizada sino condenada; el estadio material en el que Rajoy valoraba la cerámica no era de segundo grado, es decir, no poseía dos soluciones, sino que consistía en una evaluación subjetiva de categorías materiales M2 y M3 (atendiendo al Cierre categorial de Gustavo Bueno) en las cuales, ninguna cuestión tiene dicotomía, pues estas categorías materiales no son cuantificables, es decir, la psicología no es una materia que posea valores cerrados, pues Mengano no tiene 23 de psicología y Pepito 18.

Ahora bien, la dicotomía expuesta por Rajoy se pasó por alto debido a que ya se encontraba legitimada, validada y asumida en la postmodernidad. Si realizáramos un ejercicio en el que sustituyéramos el sustantivo de la oración de Rajoy por Fulano, y el atributo por cualquier concepto dicotómico que tenga su realidad material en M2 o M3 (derecha-izquierda; machista-feminista; amigo-enemigo) también encajaría. Veamos cómo:
El sr. Fulano no es de derechas, dicho de otra manera, es de izquierdas.
El sr. Fulano no es machista, dicho de otra manera, es feminista.
Que se quedara sin analizar este hecho tan perturbador fue posible debido a la radicalidad con la que nos enfrentamos a las cuestiones que tienen un calado más inteligible, y así, con esta fórmula, simplificamos los conceptos con los que crear juicios, reduciendo un campo que requiere una interpretación categorial a una ecuación de segundo grado. Es inquietante como la comunidad ha aprehendido este modelo de enjuiciamiento, rápido e inquisitorial, constituyente de una nueva censura en virtud de la cual, Anakin Skywalker convertido en Lord Sith –malo malísimo- podría ser máximo exponente de estas ideologías postmodernas en las cuales: “Si no estás conmigo, eres mi enemigo.”

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