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El pensamiento interdisciplinar de Ortega para docentes

En el marco del programa centenario, y en colaboración con el Centro de Estudios Orteguianos de la Fundación Ortega-Marañón, el Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa de Salamanca (CFIE) y el Grupo de Investigación Reconocido de Estética y Teoría de las Artes de la USAL (GEsTA) han organizado el curso de formación especializado para docentes Desde la deshumanización del arte (1925-2025) en torno al pensamiento del filósofo español y su relevancia a la hora de fomentar una mirada crítica hacia la cultura y la sociedad contemporáneas. 

El curso se inauguró el 3 de febrero con la ponencia del catedrático Ignacio Blanco sobre las empresas culturales de Ortega, donde subrayó su faceta comunicativa y emprendedora a través de numerosas colaboraciones periodísticas, entre las que destaca su trabajo en El Imparcial, y de la fundación de relevantes publicaciones como la Revista de Occidente. De hecho, pensar la filosofía de Ortega y Gasset implica pensarla desde esta trayectoria profesional y vital, en la que el periodismo jugó un papel esencial, dando espacio y difusión a su pensamiento. 

Ortega mismo lo advierte: “Nací sobre una rotativa”. Los medios de comunicación fueron sus herramientas para proyectar su mensaje en la plazuela pública. De esta forma, el primer acto dio pistoletazo de partida un curso que comenzaba poniendo de relieve la voluntad del intelectual, por cortesía del filósofo, de llegar al público con ideas y palabras claras.

La segunda ponencia corrió a cargo del profesor Antonio Notario en torno a los estudios musicales de Ortega. Repasó las dificultades asociadas al estudio y práctica de la música, así como los géneros musicales predominantes en España. Comentó la influencia de las ideas de Ortega en los compositores españoles y se refirió a sus escritos sobre música, principalmente Musicalia, de 1921, donde explora las obras de DebussyStravinskyBeethovenMendelssohn y Wagner

Por su parte, los profesores Sara Jácome y Domingo Hernández abordaron el estudio del arte en época de crisis a través de la figura de María Luisa Caturla, discípula de Ortega, y cuya obra Arte de épocas inciertas es clave para la comprensión de la cultura contemporánea, caracterizada por la permanente sensación de crisis, dando una nueva voz a esta lúcida intelectual aún por redescubrir. 

A modo de cierre del programa, el filósofo José Luis Molinuevo compartió sus lecturas del humanismo tecnológico: el reto indispensable de la filosofía y su relevancia, la convivencia con las imágenes y el pensamiento estético crítico. Son, tal vez, las cuestiones que pueden señalar la dirección hacia la cual nos conducen los avances tecnológicos, y responder a la pregunta por los nuevos papeles del sujeto contemporáneo que puede desarrollar al respecto. 

Una herramienta de exploración infinita

El curso del CFIE no se limita a revisar el texto de Ortega y Gasset, sino que aspira a ponerlo en diálogo con los problemas actuales y con los de unos ciudadanos inmersos en un mundo en constante transformación. Si Ortega estudiaba las invenciones tecnológicas y científicas que reconfiguraron las referencias socioculturales de la época, lo mismo ocurre hoy en día, con la inteligencia artificial y otras creaciones que expulsan un mundo viejo y traen uno nuevo.

Es necesario comprender y reconocer los cambios que transforman el contorno una sociedad que se reconoce desorientada. Y, sin embargo, Ortega advierte del riesgo de simplificar los hechos en aras de la orientación. Este es uno de los mayores peligros de nuestro tiempo: la desenfrenada búsqueda de certezas y explicaciones simples para fenómenos complejos. Una búsqueda que nos amenaza, proyectándonos hacia un modelo social cada vez más encerrado en grupos aislados y extremos. 

Es la riqueza de la obra de Ortega la que hace posible cruzar disciplinas, tal como en sus contribuciones, a través de la sociología, pero también a través del arte, la literatura y la música, permitiendo así una exploración infinita de nuestra circunstancia a través de las obras que nos rodean, del nuevo arte. 

Un curso para formadores de la nueva generación

El objetivo de la actividad es el volver a poner a los profesores de filosofía, lengua, literatura e historia al otro lado del aula. Siguiendo las lecciones de este pensador, hay una forma de evitar ser superados por los rápidos cambios de nuestro mundo: la educación y la cultura. 

Como responsables de las generaciones futuras, los profesores son llamados a proporcionarles claves intelectuales para comprender el mundo y habitarlo de forma crítica y lúcida. Así nos comenta uno de estos alumnos-profesores: «Volver a los textos clásicos no es sólo un ejercicio de erudición, es también una forma de seguir haciéndonos preguntas que nos ayuden a entender el presente».

De esta forma, 22 docentes se acercaron en una nueva forma a la obra del filósofo español, con la idea de abrir igualmente un marco humanista y abierto a sus alumnos: «Es imposible que nuestros alumnos desarrollen un pensamiento crítico si nosotros abandonamos ese ejercicio, cayendo en lo anodino del día a día, sin renovación, sin abrir nuestras mentes», advertía uno de los asistentes. 

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El pensamiento interdisciplinar de Ortega para docentes

En el marco del programa centenario, y en colaboración con el Centro de Estudios Orteguianos de la Fundación Ortega-Marañón, el Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa de Salamanca (CFIE) y el Grupo de Investigación Reconocido de Estética y Teoría de las Artes de la USAL (GEsTA) han organizado el curso de formación especializado para docentes Desde la deshumanización del arte (1925-2025) en torno al pensamiento del filósofo español y su relevancia a la hora de fomentar una mirada crítica hacia la cultura y la sociedad contemporáneas. 

El curso se inauguró el 3 de febrero con la ponencia del catedrático Ignacio Blanco sobre las empresas culturales de Ortega, donde subrayó su faceta comunicativa y emprendedora a través de numerosas colaboraciones periodísticas, entre las que destaca su trabajo en El Imparcial, y de la fundación de relevantes publicaciones como la Revista de Occidente. De hecho, pensar la filosofía de Ortega y Gasset implica pensarla desde esta trayectoria profesional y vital, en la que el periodismo jugó un papel esencial, dando espacio y difusión a su pensamiento. 

Ortega mismo lo advierte: “Nací sobre una rotativa”. Los medios de comunicación fueron sus herramientas para proyectar su mensaje en la plazuela pública. De esta forma, el primer acto dio pistoletazo de partida un curso que comenzaba poniendo de relieve la voluntad del intelectual, por cortesía del filósofo, de llegar al público con ideas y palabras claras.

La segunda ponencia corrió a cargo del profesor Antonio Notario en torno a los estudios musicales de Ortega. Repasó las dificultades asociadas al estudio y práctica de la música, así como los géneros musicales predominantes en España. Comentó la influencia de las ideas de Ortega en los compositores españoles y se refirió a sus escritos sobre música, principalmente Musicalia, de 1921, donde explora las obras de DebussyStravinskyBeethovenMendelssohn y Wagner

Por su parte, los profesores Sara Jácome y Domingo Hernández abordaron el estudio del arte en época de crisis a través de la figura de María Luisa Caturla, discípula de Ortega, y cuya obra Arte de épocas inciertas es clave para la comprensión de la cultura contemporánea, caracterizada por la permanente sensación de crisis, dando una nueva voz a esta lúcida intelectual aún por redescubrir. 

A modo de cierre del programa, el filósofo José Luis Molinuevo compartió sus lecturas del humanismo tecnológico: el reto indispensable de la filosofía y su relevancia, la convivencia con las imágenes y el pensamiento estético crítico. Son, tal vez, las cuestiones que pueden señalar la dirección hacia la cual nos conducen los avances tecnológicos, y responder a la pregunta por los nuevos papeles del sujeto contemporáneo que puede desarrollar al respecto. 

Una herramienta de exploración infinita

El curso del CFIE no se limita a revisar el texto de Ortega y Gasset, sino que aspira a ponerlo en diálogo con los problemas actuales y con los de unos ciudadanos inmersos en un mundo en constante transformación. Si Ortega estudiaba las invenciones tecnológicas y científicas que reconfiguraron las referencias socioculturales de la época, lo mismo ocurre hoy en día, con la inteligencia artificial y otras creaciones que expulsan un mundo viejo y traen uno nuevo.

Es necesario comprender y reconocer los cambios que transforman el contorno una sociedad que se reconoce desorientada. Y, sin embargo, Ortega advierte del riesgo de simplificar los hechos en aras de la orientación. Este es uno de los mayores peligros de nuestro tiempo: la desenfrenada búsqueda de certezas y explicaciones simples para fenómenos complejos. Una búsqueda que nos amenaza, proyectándonos hacia un modelo social cada vez más encerrado en grupos aislados y extremos. 

Es la riqueza de la obra de Ortega la que hace posible cruzar disciplinas, tal como en sus contribuciones, a través de la sociología, pero también a través del arte, la literatura y la música, permitiendo así una exploración infinita de nuestra circunstancia a través de las obras que nos rodean, del nuevo arte. 

Un curso para formadores de la nueva generación

El objetivo de la actividad es el volver a poner a los profesores de filosofía, lengua, literatura e historia al otro lado del aula. Siguiendo las lecciones de este pensador, hay una forma de evitar ser superados por los rápidos cambios de nuestro mundo: la educación y la cultura. 

Como responsables de las generaciones futuras, los profesores son llamados a proporcionarles claves intelectuales para comprender el mundo y habitarlo de forma crítica y lúcida. Así nos comenta uno de estos alumnos-profesores: «Volver a los textos clásicos no es sólo un ejercicio de erudición, es también una forma de seguir haciéndonos preguntas que nos ayuden a entender el presente».

De esta forma, 22 docentes se acercaron en una nueva forma a la obra del filósofo español, con la idea de abrir igualmente un marco humanista y abierto a sus alumnos: «Es imposible que nuestros alumnos desarrollen un pensamiento crítico si nosotros abandonamos ese ejercicio, cayendo en lo anodino del día a día, sin renovación, sin abrir nuestras mentes», advertía uno de los asistentes. 

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